MÁS QUE UN PARTIDO


La rivalidad entre Chile y Perú es bien conocida en el mundo del fútbol, con fuertes raíces extradeportivas, como ocurre en todos los casos de estos choques clásicos.

El gran antecedente histórico, por supuesto, es la Guerra del Pacífico, pero no teman, que no los fatigaremos con una revisión del conflicto ni con una enumeración de sus ramificaciones políticas.

Su importancia crece en momentos en que Chile es local en una instancia decisiva de la Copa América, en la que tiene una trayectoria que su público encuentra poco satisfactoria, y el torneo se ha quedado sin una nueva edición de los únicos duelos que la superan en importancia histórica.

No conviene prestar demasiada atención a un dato de Wikipedia, muy citado en los últimos días (*): es posible, o seguro, que Chile-Perú figure entre las diez rivalidades más grandes, pero se podría disentir en que supere en importancia a Argentina-Uruguay, Brasil-Uruguay o Alemania-Inglaterra.

Sea como fuere, la primera semi enfrenta a dos rivales clásicos con un historial bastante parejo en este torneo, aunque Chile supere con una clara ventaja a Perú en las estadísticas generales.

LOS DATOS

Ambos países se han enfrentado 19 veces en la Copa América, con siete victorias para Chile (25 goles), seis para Perú (27) y seis empates.

En el cómputo total de 76 partidos oficiales, Chile ha vencido 41 veces y Perú 21, con 14 empates. Los chilenos han marcado 122 goles y los peruanos 96. No hay "amistosos" en Chile-Perú, como no los hay entre los rivales auténticamente clásicos, al menos de América Latina.

¿QUE AMBIENTE LES ESPERA?

Las connotaciones geopolíticas podrían extenderse hasta la final, si la protagoniza Argentina: aquella guerra del Pacífico contribuyó a consolidar la amistad entre las cancillerías de Lima y Buenos Aires, que siempre han desconfiado del pragmatismo de Santiago. (Las diferencias limítrofes entre Argentina y Chile tienen una larga y conflictiva historia.)

Chile llega con una trayectoria bastante convincente en los últimos años, con figuras de categoría internacional, como Alexis Sánchez, Arturo Vidal y Jorge Valdivia, entre otros, y una sólida conducción técnica.

El técnico Jorge Sampaoli, muy elogiado por los analistas internacionales, es el heredero del buen trabajo de Marcelo Bielsa, cuya seriedad profesional venció el tradicional recelo chileno ante la "arrogancia argentina" y persuadió a las autoridades del fútbol a persistir con técnicos de esa nacionalidad, que de repente dejaron de ser "arrogantes" para ser considerados "buenos líderes".

SAMPAOLI

Antes de Sampaoli, quien es un gran admirador de Bielsa, pasó por el banquillo Claudio Borghi.

Esta buena experiencia ha inspirado la "moda" regional de los técnicos argentinos, que se refleja en la coincidencia de que los cuatro semifinalistas tengan entrenadores de esa nacionalidad.

(El cambio en la percepción de José Pékerman, el otro entrenador argentino de esta Copa América, refleja el carácter voluble de la opinión de la cátedra: tras el mundial era un genio que había devuelto al fútbol colombiano su verdadera esencia, extraviada en los últimos 20 años; ahora, tras la mediocre actuación de su equipo, muchos lo ven dubitativo y tal vez demasiado viejo.)

RICARDO GARECA

Ricardo Gareca, el seleccionador de Perú, sólo lleva tres meses en su puesto y puede considerarse muy afortunado, ya que su grupo inicial incluía a Brasil y Colombia.

La campaña peruana ha sido más que elogiable, dadas las circunstancias: entre los cuatro semifinalistas, por segunda vez consecutiva. Muy pocos lo creyeron posible hace unos días.

Cuando se haga el balance de la campaña peruana, gane o pierda hoy, seguramente se mencionará en forma destacada el trabajo de su asistente, Nolberto Solano, uno de los mejores futbolistas peruanos de la historia, que se ganó un gran respeto en Argentina e Inglaterra.

Solano es el "cable de descarga a tierra" de Gareca con el alma peruana, y se encargó de presentar ante la afición chilena la disposición de su equipo antes del choque de semis.

Básicamente, dijo que Perú esperaba la hostilidad "natural" del público, pero que confiaba en que buena parte de ese público aplaudiría al equipo peruano cuando llegara a la final.

En una simple frase el experimentado internacional hizo saber que su seleccionado resistiría la presión popular, la habilidad y/o rudeza de los chilenos y, simplemente, que ganaría en buena ley.

Una de las misiones más difíciles de un portavoz es medir la respuesta que deben dar sus futbolistas a la presión combinada de un poderoso equipo y una fervorosa hinchada local.

Como es lógico, tanto Solano como Gareca no han dado detalles de cómo enfrentarán a Chile, más allá de denunciar (con la esperanza de neutralizar) la parcialidad localista de los árbitros (que en esta copa se han mostrado tan desacertados pitando como hablando) y la necesidad de que "los calentones" (Paolo Guerrero y Carlos Zambrano) resistan las provocaciones.

Sampaoli, por su parte, se ha limitado a elogiar a su rival, diciendo que tiene "cuatro excelentes jugadores (Cueva, Pizarro, Farfán y Guerrero) de tres cuartos para adelante, dos volantes de contención muy batalladores y una buena línea de cuatro en defensa".

Nada llamativo en esto. Pero luego agregó: "Tiene mayores argumentos [futbolísticos] que Uruguay".

La impresión generalizada entre los analistas es que Chile tiene más fútbol, más ganas de ganar y más necesidad de un triunfo que llene uno de los vacíos deportivos más dolorosos de su historia.

El equipo estará motivado, tal vez demasiado motivado y a eso apuntan las alusiones de Solano. En contraste, el riesgo de Perú será la distensión, la impresión de que ya ha superado las expectativas iniciales.

La cautela chilena no se debe solo a la necesidad de mantener el optimismo con la rienda corta: la actuación de Perú ante Bolivia y sobre todo la forma goleadora demostrada en ese partido por Paolo Guerrero han abierto los ojos de algunos jugadores, que se han expresado con precaución.

Chile también debe reemplazar a Gonzalo Jara, el azote (ejem) de delanteros rivales: Sampaoli dudaba entre José Rojas y Miko Albornoz.

Sea como fuere, la jornada deparará un finalista del Pacífico, que enfrentará a uno de la Cuenca del Río de La Plata. Esto también refleja la transformación del equilibrio futbolístico en la región.

BBC

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