Javier Chirinos libra una dura batalla contra el " Cáncer


Dicen los “filósofos” del fútbol que se juega como se vive. Javier Chirinos fue un futbolista que ponía la pausa en medio de la “tempestad”. Y así como lo hizo en la cancha, lo hace ahora en su vida. Un cáncer quiso “trabarlo”, pero el entrenador crema no está dispuesto a dejarse vencer. Su lucha sigue firme, su temperamento está intacto, sus sueños se acrecientan y empieza a ganar el duelo más difícil que se le presentó en la vida.
Javier, el 2011 te hizo vivir tristes momentos…
Me tocó perder a mi madre justo en los días que disputábamos la Libertadores Sub 20. Y después de lograr el título me diagnosticaron un quiste cancerígeno en los testículos.
¿A quién se lo contaste primero?
Decidí quedarme callado. Recién un día antes de mi operación, le comenté a mi familia. No tenía sentido preocuparlos si no podían hacer mucho por mi salud, no quería que sufrieran en vano.
Y tus compañeros de trabajo, ¿no notaron que estabas enfermo?
Gustavo Peralta, el preparador físico, y mi amigo Walter Sulca sí supieron. Ellos fueron un soporte emocional y hasta me ayudaron en los trámites en el hospital.
¿Pensaste que ibas a morir?
Yo siempre he tomado las cosas con mucha serenidad. Por eso no caí en la desesperación ni me derrumbé.
Las quimioterapias son difíciles de soportar…
Fueron tres sesiones y por cada una tenía cinco días de internamiento. Bajé de peso, se me cayó el pelo, pero siempre tuve fe y ahora me siento mejor. Confío en que los análisis que me van a sacar, en las próximas semanas, confirmarán que he vencido al cáncer.
Lo bueno es que nunca “tiraste la toalla”.
No, porque el fútbol me ha servido como un escape. Tengo más de 18 años dirigiendo en la “U” y cuando me pongo el buzo, olvido los problemas. No podía aceptar la idea de quedarme metido en mi casa.
¿Nunca faltaste a un entrenamiento?
Solo lo hice dos veces: cuando falleció mi mamá Julia, y la otra fue al acabar una sesión de quimioterapia y apenas podía caminar.
¿Qué es lo mejor que te ha dado el fútbol?
Los títulos que gané como futbolista y dirigiendo en menores. Y la casa donde vivo hace 25 años, que la compré cuando era jugador de la “U”. Nada es más importante que la tranquilidad de tu familia.
A propósito, en tu hogar se respira puro fútbol.
Así es, mi hijo Javier jugó el año pasado en la U. de América. Ahora, Luis Hernández es mi yerno, pues en diciembre se casó con mi hija Silvana.
Nunca le dijiste: “Hija, cuidado que es un futbolista…”.
Yo nunca hice una reunión con futbolistas en mi casa, pero tampoco me opuse a esa relación porque he educado bien a mis hijos y respeto sus decisiones.
¿Seguirás en la “U”?
Mi contrato venció el 31 de diciembre y nadie me ha llamado. Todavía me deben cuatro meses de sueldo, estuve reclamando, pero solo me atendieron una vez. Por mi parte, tengo toda la voluntad de continuar.
Es increíble que pase eso siendo campeón de la Copa Libertadores Sub 20.
Prefiero que vengan y me digan que no hay dinero. No consideran mi situación ni lo que hicimos con la Sub 20. (Julio) Pacheco tiene el trofeo en su oficina, no entiendo cómo puede verlo todos los días y no acordarse de quién lo ganó.
Pero la gente sí te reconoce…
Para los hinchas solo tengo agradecimiento. Te cuento una anécdota que me pasó cuando era futbolista. Salía del “Lolo” en auto, con mi mujer que estaba embarazada, y aparecieron dos tipos armados y me lo quitaron. Lo curioso fue que a los 15 días, los mismos ladrones llamaron a mi casa para disculparse y devolverme el carro. Creo que eran hinchas de la “U” y se arrepintieron, aunque igual me sacaron 500 dólares, ja, ja, ja.
Brindo por tu salud y que este año se cumplan tus mejores sueños…
Gracias a ustedes por venir. Confío en que Dios me dará muchos años para seguir trabajando, tal vez en una selección de menores y con una oportunidad en Primera. Sé que un día dirigiré a la “U”.
Trome

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