A pesar del
extraordinario apoyo de las marcas de autos asociadas a ARAPER, de los
proveedores vinculados al sector automotor, de los medios de comunicación y
diversas empresas que de alguna u otra forma querían aprovechar esta ocasión
para dar a conocer sus productos o servicios, el evento en el Centro de
Convenciones del Jockey no tomó en cuenta lo más importarte: atender al
visitante y a los expositores como se lo merecen.
Un inaceptable desplante a Henry Bradley: La prensa recibió la información que en la ceremonia de inauguración
uno de los más importantes pilotos que nos ha dado el deporte tuerca recibiría
un merecido homenaje por parte de los organizadores. El señor Bradley y su hija
Susan llegaron al recinto y los
encargados de seguridad no los dejaron ingresar. Así como lo lee. Un par de
periodistas amigos buscaron a los encargados y luego de media hora solucionaron
el incidente. Un desplante sin perdón para nuestro gran Henry. Para variar el
acto se inició casi hora y media después de lo programado.
En estos tiempos en
que los estudios de mercado se encuentran en condiciones de entregar cifras
casi exactas de la cantidad de gente que podría asistir a la cita y más aún considerando,
sin la necesidad de ser mago para adivinar lo que sucedería, a los responsables
se les escaparon varios asuntos, que simplemente debieron ser priorizados.
ARAPER manifestó “va a ser el más grande evento de la historia.”
El acceso vehicular
hoy domingo ha sido simplemente un dolor de cabeza. Luego de hacer la ‘cola
exterior’ en Javier Prado para el ingreso al local y cuando al fin estábamos en
la puerta, un policía muy obediente recibió la orden que no ingresaba ningún
auto más. No me quedó más remedio de ver si en El Derby había acceso, pero ni
siquiera tuvimos oportunidad de llegar.
Un evento de esta
magnitud y a sabiendas que iba a batir récords sin precedentes de visitantes se
debe desarrollar en un lugar que ofrezca una mínima cantidad de espacio para
estacionar cientos (o miles) de autos. Pero la procesión no terminaba allí. Los
que tuvieron suerte de ingresar tardaron horas para encontrar un lugar para
dejar su vehículo y para rematar el asunto por goleada, en vez de instalar
diez, doce o no sé varias boleterías sólo dos o tres funcionaban. Otra cola
más.
Los hombres de
prensa sufrieron lo mismo y a muchos de ellos, por cumplir con la misión
encomendada, no les quedó más remedio que caminar una larga distancia para
llegar al Centro de Convenciones. Y hay, pobre de él si no tenía su credencial.
Otra cola más y sólo una persona para atenderlos. Y algunos clientes tuvieron
la mala suerte o mala elección, como quisieran llamarlo, de asignarles lugares
dentro del recinto que pasarán inadvertidos. Varios de ellos nos llamaron para
quejarse.
¿Y el aforo máximo
permitido? ¿Dónde está el letrero que lo indique y el control? Cómo se logra un
permiso municipal y la aprobación de Defensa Civil sabiendo de antemano por los
propios organizadores que la feria iba a reventar. ¿Si hubiera comprado en
Teleticket mi entrada, la de mis dos hijos y la de señora? Más de cien soles al
tacho y sin ninguna explicación. ¿A quién le pedía la devolución de mi dinero?
Lo más grave.
Revisando el plano general no he visto la ubicación de la playa de
estacionamiento y mucho menos la ubicación de las ambulancias y del centro
médico. ¿Sabe usted que hoy habría habido mucho más gente que el aforo
permitido?
Lamentablemente la
millonaria inversión de ARAPER en los medios de comunicación hará de este
editorial un trabajo inútil que terminará en la basura, ya que con seguridad
ningún medio se atreverá –ojalá esté equivocado- de informar con veracidad esta
serie de fallas, errores y omisiones en las que habrían incurrido los organizadores.
No lo puedo asegurar, pero mi olfato me dice que las cosas no se hicieron como
es debido.
Gracias al trabajo
independiente que cumplimos y al compromiso jurado como Miembro de la Sociedad
Interamericana de Prensa no nos casamos con nadie y mucho menos el dinero
comprará la única riqueza que tengo: mi libertad de expresión, pero respetando
la verdad, sin difamar a nadie y sobre todo defender a las víctimas, esta vez
los visitantes y varios expositores.
Hay días por
delante para arreglar las cosas. Por ejemplo. Programar buses con salidas en
diversos lugares de Lima para trasportar a la gente, así se evita el tránsito
pesado. Poner personal de Defensa Civil que controle el ingreso y salida de
visitantes, tomando en cuenta la cantidad de personal que trabaja en los
interiores para evitar sobrepasar el aforo máximo permitido y finalmente, así
como nos señalan en el mapa dónde se ubican los expositores colocar el lugar
del centro médico y de las ambulancias.
ARAPER siempre ha
sido una sociedad muy prestigiosa y que hace más de una década cumple con éxito
su trabajo, pero esta vez simplemente nos decepcionaron. Intentaré ir el martes
a ver cómo me va y si las cosas cambiaron. Velaré por la ubicación de las
ambulancias, los médicos y verificaré si Defensa Civil y La Municipalidad están
cumpliendo con las normas. Revisaré cada rincón en busca de extintores y estaré
atento para que no se me pase una. Es mi compromiso con ustedes.
Hans – Peter Firbas
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