Ni Mou sabe dónde entrenará la próxima temporada


José Mourinho no sabe dónde va a entrenar la siguiente temporada. El mánager madridista duda si permanecer en el Madrid, con el que le restan dos años de contrato, o volver a Inglaterra, donde es el gallo más deseado del corral de la Premier. El luso está deshojando la margarita de su futuro. Me quieren, no me quieren. Me voy o me quedo.
Desde hace días se viene informando en los medios nacionales e internacionales sobre la posibilidad de que no cumpla su vinculación con el Madrid. The Sun, diario amarillista inglés, publicó ayer que el luso volverá al Chelsea en junio, citando una fuente top cercana al técnico. The Times, el domingo pasado, afirmó que The Special One regresaría a las Islas en verano. Y el lunes fue la Gazzetta quien desveló unas conversaciones de Mou con Drogba y Lampard en las que les habría dicho: "Tranquilos, pronto estaremos juntos".
Lo cierto es que Mourinho vive ahora en una indecisión. "Ni él mismo sabe dónde entrenará el próximo año", reconoce a MARCA una fuente de su entorno. Ante esta situación, Jorge Mendes, su agente, tiene abierto el teléfono -o mejor dicho, los tres o cuatro que posee- para cualquier club que quiera contar con sus servicios. En sus viajes a Inglaterra ahora reserva un hueco en la agenda para atender propuestas para Mou.
El vaso de las dudas de Mourinho comenzó a llenarse en la semana de la ida de cuartos de Copa contra el Barça. El martes 17, este periódico desvelaba la lesión de Di María. Para Mou, ese tipo de informaciones que salen de dentro del vestuario y sirven para dar pistas al rival son consideradas como alta traición. El miércoles, el planteamiento conservador ante el Barça hizo que la nómina de madridistas contrarios a él se disparara.
El jueves, calma tensa al no haber entrenamiento. Pero el viernes fue jornada de verdades, destapadas en estas páginas tanto el sábado como el domingo, día en el que se descubrió el diálogo, subido de tono y cargado de reproches, entre Sergio Ramos y Mourinho. Además, por la noche ante el Athletic, parte de la grada respondió con pitidos a Mourinho cuando fue anunciado por megafonía y cuando los radicales le dedicaron su tradicional cántico.
Son los tres vértices del triángulo de las Bermudas en el que se ha metido Mourinho. El vestuario, que no le sigue con los ojos cerrados ni de manera incondicional; la afición, que le pita y censura en forma y fondo, tanto sus palabras -"entiendo al Bernabéu, pero no le escucho"- como sus planteamientos -la ida ante el Barça-. Y la prensa, que se está alejando de sus posturas y se sigue colando, a su pesar, por las pocas fisuras del descomunal muro que ha levantado entre los medios y el vestuario.
Sin títulos no habrá adiós
Una cosa parece clara. Si el Madrid no gana la Liga o la Champions, no está en sus planes abandonar el barco. Entiende el portugués que no puede dejar en la estacada al club sin haber levantado un título en su segunda temporada, que históricamente es la mejor por donde ha pasado. Además, su fidelidad a Florentino le obliga a quedarse. El presidente ha dejado en sus manos su segundo proyecto. Y una salida por la puerta de atrás haría que el socio girara la cabeza hacia el palco pidiendo explicaciones.
Distinto sería si alza la Liga. Habría ganado los campeonatos de Portugal, Inglaterra, Italia y España y desbancado al Barça, que para eso le trajeron. Podría irse tranquilo. Y no hablemos si lograra la Décima. Saldría por la puerta grande y con un sitio preferencial y perpetuo en la historia del Real Madrid.
Florentino permanece a la expectativa. Aunque en su directiva hay bastantes voces disidentes con Mourinho, tanto el presidente como José Ángel Sánchez, los dos hombres más fuertes en el Bernabéu, siguen alineados con Mou, mostrándole todo su apoyo, y más ahora con el Barça a siete puntos. Eso sí, Florentino, fiel creyente de las encuestas, sabe que el apoyo del madridismo hacia su entrenador no es tan unánime como hace meses, aunque sigue siendo mayoritario.
La margarita de Mou tiene varios pétalos. Más allá del Madrid, los demás son ingleses. Empezando por el Manchester United. Dicen que Mourinho y su amigo Ferguson hablan todas las semanas. El sueño del de Setúbal es liderar la etapa post Ferguson, pero Sir Alex no contempla dejar el banquillo esta temporada, aunque sí le quiere como heredero.
Hay otro escenario, más rocambolesco, pero probable. El multimillonario de Singapur Peter Lim está valorando comprar el United. Ya sonó para adquirir el Liverpool. Lim es amigo y socio ocasional de Jorge Mendes. De adquirir el ManU, Mourinho se mudaría a Old Trafford.
El último club al que se le ha ligado es el Chelsea. En el barrio pijo de Londres se haría la ola si Mou volviera. En Navidad, con la racha de malos resultados de Villas-Boas, la grada de Stamford Bridge ya coreó su nombre.
Confirman el interés
Dentro del club, no se extrañaron ayer de la noticia de The Sun: "No van desencaminados. Es muy pronto para decir que volverá, pero aquí se le quiere mucho y hay feeling", señalaba a este diario una fuente de la entidad blue. Eso sí, aunque la combinación Mou-Abramovich mezcla, es explosiva. "El problema es que el jefe -por el ruso- quiere que vuelva, pero que sea él quien mande, y Mou, que tiene mucho carácter, quiere el control total de los fichajes".
Lo que está claro es que Villas-Boas no ha cuajado en el club ni a nivel de resultados ni en lo personal. El equipo no está respondiendo. Además, su enfrentamiento con los pesos pesados del equipo, léase Lampard y Terry, es muy profundo.
El tercero en discordia es el City. De no ganar la Premier, Mancini agotaría el poco crédito que le queda. Y el jeque Sulaiman Al-Fahim sueña con juntar a Mourinho y Cristiano. Allí disfrutaría de poder absoluto y no tendría problemas para cobrar más que en el Madrid, aunque lo económico no sea prioritario.
Otros medios han especulado con que pudiera ser seleccionador de Inglaterra o acabar en el Tottenham o el Liverpool. Todos los caminos apuntan a Inglaterra. Mou ama el fútbol inglés. Y venera a la sociedad inglesa, más respetuosa que la española con los famosos. El luso poco menos que vive recluido en La Finca, temeroso de adentrarse en el centro de Madrid por el revuelo que puede armar. Londres es distinto.
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