Circula estos días por Internet un chiste que refleja lo que bien podría ser la realidad que subyace tras las críticas que llegan desde un canal de televisión galo sobre el deporte nacional: "¿Cómo se dice campeón en francés? Español".
Porque las sátiras de los Guiñoles no tendrían ningún sentido de no ser por la sucesión de éxitos españoles en los últimos años, especialmente en eventos que ocupan las portadas y que trascienden la simple esfera del deporte. Tal es así, que el año pasado el prestigioso Financial Times elogió en un artículo la calidad de esas victorias en los deportes que trascienden, como el fútbol, baloncesto, tenis o automovilismo.
Basta con mirar al palmarés de las grandes competiciones internacionales de esos deportes de primera fila para ver que en lo más alto figuran y han figurado de forma constante representantes de nuestro deporte. En ciclismo, y pese a la descalificación de Contador del Tour 2010, el dominio de l os españoles en las grandes vueltas es abrumador. El tenis es, por relevancia social y mediática, otro de los pilares del deporte global actual. Y ahí, con Rafa Nadal ahora, y con otros tantos antes, el dominio español también ha sido incontestable y probablemente duro de digerir para sus rivales.
Recordar que España ha estado en el podio del Eurobasket en siete ocasiones desde 1991 -dos oros-, que ganó el oro en el Mundial de baloncesto de 2006 y la plata en los Juegos de Pekín es tan innecesario como mirar a la Fórmula 1, otro bastión del espectáculo deportivo de máximo nivel, donde Fernando Alonso es indiscutible, con dos títulos y puestos en el podio entre 2005 y 2010. La guinda del fútbol terminó de dejar sin argumentos a los críticos: la Eurocopa de 2008 y el Mundial de Sudáfrica 2010. Nadie gana tanto, tan bueno.
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