El amor es uno de los sentimientos que hacen cobrar de sentido a la vida. Y, no nos engañemos, el fútbol forma parte de ella. Sin ser conscientes de ello, en el fútbol nacen bonitas historias. Una de ellas toma escenario en nuestra Liga. Me refiero, cómo no, a Pep y a Mou.
En realidad, esta historia comenzó hace bastantes años. Concretamente, en 1996 cuando el portugués aterrizó en Barcelona acompañado de sir Bobby Robson para el que trabajaba de traductor. Anteriormente, Mourinho también desempeñó el papel de traductor del técnico inglés en el Vitòria de Setúbal. Por todo ello, en poco tiempo, Mourinho recibió el apodo de el traductor.
Paralelamente a ello, Guardiola jugó en el primer equipo desde 1990 hasta 2001. El Noi de Santpedor vivió en primera persona la era del Dream Team de Johan Cruyff y la decadencia del mismo a mediados de los noventa. Fue entonces cuando Guardiola y Mourinho se conocieron en el Fútbol Club Barcelona. Tras la salida de Robson del Barça al PSV y la llegada de Louis Van Gaal, Mourinho pasó a ser segundo entrenador del club y mano derecha del técnico holandés. Participaba en las sesiones de entrenamiento y, alguna vez que otra, dirigió al filial.
Sin embargo, en el año 2000 el luso decidió dar por concluida su etapa en el Fútbol Club Barcelona y se marchó al Benfica en recambio de Jupp Heynckes, destituido previamente. Guardiola permaneció en el club un año más y parecia que los caminos de ambos distaban en demasía.
Pepe dio por finalizada su etapa como jugador en el Barça y probó suerte en la Roma, Brescia, Dorados de Sinaloa y en la liga qatarí. El portugués, tras su etapa en el Benfica, dirigió al Oporto con el que se proclamó campeón de Europa en 2004. De allí pasó al Chelsea donde más de una vez se cruzó con el Barça en Champions. En el equipo inglés demostró en más de una ocasión de carácter amigable y afable, nótese el sarcasmo. En 2008 pasó al Inter de Milán. En su segunda temporada en el club ganó la Champions, logrando un triplete precisamente un año después que el Barça. Y es ahora cuando sus caminos se cruzan...
Todo tuvo lugar en la semifinal de la Liga de Campeones de la temporada 2009/2010. El flamante Barça campeón de todo se las medía ante el Inter de Milán. En la ida en el Giuseppe Meazza, el Inter inflingió un inapalable 3-1. Dicho sea de paso, el partido causó polémica dado que el árbitro, el portugués Olegario Benquerença, poseía un local a medias con Mourinho y, además, ambos tenían una buena relación.
Pero, anécdotas aparte, en la vuelta Mou no paró de gesticular en la zona técnica, de hacer movimientos con las manos a la afición, protestar e incluso se acercó a la zona del Barça para decirle algo a Pep mientras le acariciaba la nuca. Cuando finalmente el Inter eliminó al Barça y accedió a la final de Madrid, el portugués salió disparado al campo cual bala de cañón para celebrar, entre aspersores, la victoria interista. Incluso mantuvo un enfrentamiento con Víctor Valdés y soltó alguna joyita en la sala de prensa.
El dia después de que el Inter ganara la Copa de Europa, se anunció el fichaje de Mourinho por el Real Madrid. Por tanto, los dos grandes de la liga española estarían entrenados por los mejores entrenadores del mundo, sin lugar a dudas. En las jornadas anteriores al gran Clásico en el Camp Nou, Mourinho no dejó de lanzar dardos envenenados al Barça. Acusaba la poca efectividad goleadora de David Villa cuando se le hablaba acerca de la ansiedad de Cristiano Ronaldo, hacía referencia a la poca dificultad del grupo del Barça en la Champions, etcétera.
En septiembre de 2010, se filtró una imagen en una ceremonia de entrenadores europeos en Nyón organizada por la UEFA en la que veíamos a Pepe y a Mourinho dándose un cordial abrazo. Finalmente, el 29 de noviembre de 2010 se cerraron todas las bocas. La escandalosa goleada que el Fútbol Club Barcelona le endosó al Real Madrid calmaron los humos del portugués y, en los días sucesivos al choque, los chistes no dejaban de aparecer.
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